Este pasado sábado 24 de noviembre pasara a la historia cofrade ya que la hermandad del Jueves Santo de la Exultación volvía a casa tras década y media en el exilio en la cercana iglesia de San Román. Pero hubo incertidumbre ya que había chispeado en el regreso de Santa Lucia sobre las cinco, y momentos antes de que la hermandad de la Exaltación tuviera que volver llovía de forma copiosa, sin embargo poco después de las seis y media de la tarde se abrían las puertas de la iglesia para el regreso de la hermandad con casi veinte minutos de retraso.
Pero felizmente su caracteriza cruz de guía se ponía en la plaza de San Román para transitar por Plaza de San Román, Peñuelas, Bustos Tavera, Plaza de los Terceros y entrada en su templo, con un cortejo que contó con más de seiscientos hermanos. El señor fue en las andas del Cristo de la Expiración del Museo con el acompañamiento musical de la Coral de San Felipe Neri, siendo las andas de la Virgen las de la Esperanza de Triana y estando acompañada por las por las voces de la Escolanía Salesiana de María Auxiliadora, además la dolorosa lucía un manto de la virgen trianera así como de la toca de sobremanto de Grande de León para la Virgen del Amor, de la hermandad de Pino Montano.
En cuanto al capítulo de estenos, el Cristo lucía un nuevo juego de potencias, con diseño de Orfebrería Bernet y ejecutadas por Raúl López y la restauración de los casquetes de la cruz en plata, los más antiguos de este, estrenando la Virgen un tocado donado por la juventud de la corporación y por la familia López Camacho. También hay que destacar que la Virgen tenía doce velas en sus andas, una por cada año en el exilio, además uno de sus cirios portaba el lema de los donantes de órganos y en el resto iban los nombres de los hermanos fallecidos durante la ausencia de la corporación de Santa Catalina, sin duda un bello detalle.
Joaquin Galán
Galería fotográfica Joaquin Galán